Imagen de perfil¡MALDÍTA SUERTE LA MÍA!

Francisco Javier García Ballesteros 

Finalizaba agosto. El relax vacacional no me permitió programar mi participación en el concurso de Microrrelatos sobre Abogados. El hecho de estar tan distante del despacho, tan disperso, tan evadido, me distrajo de mi cita mensual. Sin embargo, aquel último día, el treinta y uno, reaccioné. Me senté sobre una toalla a escribir en la orilla, sin pensar que mañana volvería a despachar notificaciones, correos o a leer novedades en artículos del BOE. La lluvia de ideas comenzó a tomar forma, poniendo de manifiesto un esquema de vocablos inundados de flechas, sobre un rudimentario cuadernillo.
De repente, me llamaron del despacho para una asistencia a un detenido. Al levantarme, comencé a caminar en círculos mientras hablaba por teléfono. Sentí una ola impactando sobre mis pantorrillas. Miré hacia atrás. Toalla, cuaderno y bolígrafo naufragaban a su suerte mar adentro. Maldita suerte la mía, creo que esta vez sí me habrían seleccionado.

 

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