Imagen de perfilEl relevo

José Luis Barros Justo 

Mario no podía conciliar el sueño. Tenía que tomar una decisión. Tras cuarenta años al frente del bufete, era hora de hacer un pacto consigo mismo y dar el relevo a los más jóvenes. Si aceptaba la jubilación, ya no habría retorno. Estaba tan conectado con su trabajo, que no se atrevía a formular como llenaría su tiempo libre. Gracias a su tenacidad, había llevado a lo más alto aquel pequeño despacho. Pero, últimamente, la tecnología y los nuevos programas informáticos, le dificultaban una tarea que se resistía a abandonar. A la mañana siguiente, un artilugio de brazos articulados y color lavanda le dió los buenos días.
-Es LEGBOT, le informó la pasante, lo último en robótica aplicada a la abogacía-.
Mario observó detenidamente aquel intruso de voz metálica y, sin soltar su maletín, regresó a casa.
Lectura, música, viajes… ya encontraría algo con qué ocupar su tiempo libre.

 

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