Imagen de perfilCLÍNICA JURÍDICA.

JUAN CARLOS MONTERDE GARCĺA 

Los científicos trabajaban día y noche en la clínica jurídica para encontrar la fórmula mágica. Se trataba, en suma, de hallar el antídoto para que el acceso al temible teletrabajo no ocasionara, ya de inicio, ataques de ansiedad a los Letrados. La salud, tanto física como mental, era el bien jurídico que había que proteger. Durante su concienzudo estudio, todos coincidían en que averiguar el promedio de edad y los años de colegiación de los pacientes eran claves para dar con el ‘’quid’’ de la cuestión. Las cifras de hiperactividad eran alarmantes. El estrés por rendir a diario al máximo nivel, y la fiebre por tener disponible toda la base de datos de Aranzadi se había apoderado de muchos cerebros jurídicos. Había, por tanto, que vigilar aquella extraña enfermedad que atenazaba a los profesionales del mundo de la Abogacía. ¡Calma, por favor!

 

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