Sine die
Jesús Francés DueñasPasada ya la dulce apacibilidad del otoño amable, curados en salud de la melancolía y los tópicos amarillos, marrones y ocres de las hojas caídas, previendo lo que nos esperaba justo antes de la llegada de las primeras nieves invernales, cerramos a cal y canto puertas y ventanas para proteger nuestra vida de pasiones postreras en esta última edad en la que rememoramos distraídos antiguas películas de abogados infalibles. Bloqueamos el acceso a la casa con viejos tomos de códigos civiles obsoletos, vetustos expedientes de casos prescritos y montañas de legajos de aplazamientos y apelaciones. Tan solo nos queda ya vigilar de reojo por la ventana que la jueza pálida, de toga negrísima y mazo terrible, retrase al máximo la sentencia inaplazable.
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Sin duda, parapetarse es la mejor opción. Brillante relato. Enhorabuena y mi voto.
Muchas gracias Nicolás. Eres muy amable.
Un relato lleno de plasticidad y poesía. Mucha suerte y Ulun abrazo desde mi
árbol :)))
Muchas gracias Marta. Un abrazo.
Me gusta mucho este relato tuyo, Jesús .Es muy poético. Me encanta.
Gracias Aurora. Eres muy amable. Un fuerte abrazo.