Tiempos verbales
Carolina Navarro Diestre Lo llaman pasado, pero adopta muchas formas. Si hablo de ti, acostumbro a utilizar el pretérito imperfecto —«te amaba»— como quien menciona una rutina superada, un hábito curado, dejar de fumar. Tampoco descarto la alternativa del pretérito perfecto —«hemos vivido»— por regalarme alguna cercanía espacial que te aproxime a mí. Sin embargo, mi tiempo preferido para referirme a lo nuestro es el pretérito pluscuamperfecto —«habíamos proyectado»—, estableciendo una acción que ponga en valor mis sentimientos: «nunca había sentido algo así». El pretérito pluscuamperfecto es mi favorito, el tiempo de la nostalgia. Por último, nunca utilizo el pretérito indefinido —«me equivoqué»— por lo categórico del mismo. El pretérito indefinido da asco. Aunque quizá toda esta palabrería no sea más que cháchara hueca para conjurar el presente, para ignorar este divorcio tonto, este proceso legal, este mal auto judicial. ¿Sabes, amor?, quizá aún te quiero. Futuro simple, acaso siempre te querré.
+23
Queremos saber tu opinión
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.


Mi voto y mis mejores deseos.
Enhorabuena, Carolina. Muy bien hilado lo de los tiempos verbales. Te lo dice un profe de Lengua. Mucha suerte.
Nuestro idioma, formas verbales incluidas, es una herramienta casi ilimitada. Bien utilizada se puede contar cualquier cosa, incluso de forma original, como es tu caso. Disputas, fracaso, ruptura y, pese a todo, un amor que no desaparece, todo ello se refleja en las acciones de los verbos que utilizas, eje de tu historia.
Un abrazo y suerte, Carolina
Qué relato tan bien escrito amiga y qué bonito. Mi voto y un abrazo. Suerte.
Excelente prosa.
Votado.
Original microrrelato y magnifico final.
Mi voto y un abrazo.
Excelente forma de enseñar los tiempos verbales…
¡Genial!
Parece fácil, pero no.
Clase magistral de conjugación verbal y como dice Margarita, experta conjugadora, es tela de difícil hacerlo tan bien como lo has hecho en tu relato.
Mi voto y un saludo.
Gracias a todos por vuestras palabras y dedicar un rato a leer mi relato.
Fetishism is not a symptom, and counseling and treatment is only necessary when it seriously interferes with normal life and leads to a negative impact on self-esteem. Most love doll enthusiasts are lonely and isolated at heart, and these shemale sex dolls fill the emotional void created by their lack of friends and companionship.
I, for one, don’t love all of the link models enough to go on a «gotta catch em’ all» Pokemon-style hunt. Standouts are surely the Mission to Mars with its deep red case, and spacecraft-shaped hands. The Mission to the Sun is equally loud and impressive with its yellow case and sunray (I see what they did there) dial.