Imagen de perfilADIÓS, COMPAÑERA

ANA MARIA VIÑALS LORENTE 

Te he acabado queriendo pero hasta aquí hemos llegado. Nuestros inicios no fueron sencillos aunque con el tiempo te he cogido cariño. Cómo no hacerlo. Gracias a ti tuve la oportunidad de empezar a salir otra vez a la calle y erradicar el miedo que, tras meses de encierro y de manera global, se había apoderado de mí. Retomé varios casos abandonados durante el confinamiento y, después de haber pasado largas jornadas teletrabajando entre cuatro paredes, pisé nuevamente los juzgados para defender los intereses de mis clientes. Ni siquiera me afectó el hecho de no poder llevar la toga. Tu protección me bastaba. Fui capaz de luchar como antes por conseguir la igualdad de todos los trabajadores tratando de evitar que, ante despidos improcedentes, cayeran en la pobreza. Pero ya es suficiente. La pandemia ha terminado y tú, querida mascarilla, vas directa a la basura.

 

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