XIII Concurso de Microrrelatos sobre Abogados

Ganador del Mes

Imagen de perfilLECCIÓN 1: FILOMENA

Eva Gil Rincón 

El año no podía empezar de otra manera. En plena pandemia y pobreza global un tremendo temporal arrasó con el país aquel 8 de enero. María se encontraba en el juzgado saliendo de una vista cuando la nieve había cubierto por completo todas las salidas al exterior. No tuvo más remedio que instalarse allí con el resto de compañeros, magistrados y funcionarios que se habían quedado atrapados con ella. Lo que inicialmente parecía una tragedia se convirtió en una oportunidad de conocerse entre ellos y compartir experiencias. Se formó una curiosa acampada de juristas en aquél pequeño juzgado, que pasaron el fin de semana jugando a cartas y contando historias sobre sus esfuerzos para erradicar las injusticias. Aquel acontecimiento obligó a ese grupo de profesionales a dejar de lado sus diferencias y a convivir unidos. Parece que el 2021, como su predecesor, vendrá cargado de enseñanzas. Lección 1: Filomena.

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El más votado por la comunidad

Imagen de perfilLA JUSTICIA INTERMINABLE

PILAR ALEJOS MARTINEZ 

Desconozco si fue mi preocupación por el calentamiento global o mi deseo de erradicar la pobreza lo que me empujó a sumergirme en su lectura. Su portada era solemne y misteriosa. Nada más empezar, quedé atrapado en aquella historia, dejando de ser lector para ser protagonista. Afloró mi corazón de guerrero en cuanto se me brindó la oportunidad de luchar. Aquel mundo, llamado Fantasía, estaba tan enfermo como el real. La falta de equidad provocaba injusticias y la desigualdad se extendía con rapidez engulléndolo todo. Debía detener su avance con urgencia, pero necesitaba hacerlo con las mejores armas. Bebí de las fuentes del derecho, fortalecí mi escudo con el conocimiento de la Jurisprudencia y me armé hasta los dientes con la legislación. Solo me sentí preparado para el combate cuando logré ser abogado. Desde entonces, lucho por la Justicia con la ley en la mano a lomos de mi dragón.

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Relatos seleccionados

  • Imagen de perfilEducación es la palabra

    Jose María Jiménez Rivera 

    -Nunca es tarde para empezar de nuevo-. Dijo el abogado durante su turno en el juicio. -Hay barrios en nuestro país que necesitan una segunda y tercera oportunidad. Las personas esencialmente no son malas sino que el entorno, en muchas ocasiones, facilita dicha actitud. Hay barriadas en las que impera radicalmente la pobreza. No cabe duda de que es un problema que supera fronteras. Es global. Erradicar este mal está en la mano de nuestros dirigentes políticos. Con esto, señor juez, no pretendo justificar el delito acometido por mi cliente, pero sí crear un punto de reflexión y manifestar que esta lacra no se soluciona con castigos sino con medios y con inversión en educación que llegue a todos los barrios marginales de nuestro territorio. De no ser así, seguiremos debatiendo en el tribunal repetidamente los mismos hechos pero con diferentes personajes. Eso es todo señoría-.

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  • Imagen de perfilDESAHUCIOS

    José Manuel Maguilla Luna · Morón de la Frontera 

    Él había oído decir que para conseguir metas personales había que dedicarse a ayudar a los demás, tratar de erradicar la pobreza de esta aldea global…
    Ese fue el principal motivo por el que se ofreció a colaborar con la plataforma de afectados por la hipoteca, ofrecer una oportunidad a esas familias que de la noche a la mañana podían verse en la calle.
    Nunca pensó que fueran a detenerle. Una niña de siete años le había dicho: “Tranquilo abogado, yo sé lo que pasa, que nos pueden quitar el piso, que viene la policía… pero no se saldrán con la suya…”
    - ¡No pequeña, no se saldrán con la suya! Gritaba el joven abogado a la chiquilla, que abrazada a su madre miraba como introducían al muchacho en el furgón policial, junto a otros activistas anti desahucios.
    Ahora le tocaba empezar a litigar contra los bancos…

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  • Imagen de perfilSentencia firme

    Daniel Alvarado Pérez · Cantabria 

    La sentencia era firme. El juicio había durado poco menos de un año, pero el pobre ya estaba condenado desde que comenzó. Por mucho que llorara, por mucho que pidiera una absolución, de nada serviría.
    ―¿Después de todo lo que he hecho por vosotros? ¿Es que no lo entendéis? Todo lo que hice fue para salvaros del calentamiento global. ¿Y así me lo pagáis? ―lloriqueaba―. Dadme una oportunidad de empezar de cero, por favor. Os ayudaré a erradicar toda la pobreza que he causado, os lo juro. ¡Apiadaos de mí! ¡Perdonadme!―imploró desesperado.
    Pero no nos daba pena alguna. Él mismo se lo había buscado. Que lo hubiera pensado antes. Ya estábamos hartos de él. Sus crímenes no tenían perdón. Había llegado su hora. Al fin.
    Nos metimos la última uva a la boca.

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  • Imagen de perfilAPOROFOBIA

    Rosalía Guerrero Jordán 

    Cuando vio aquella atrocidad en las noticias decidió que litigaría junto a sus antiguos vecinos. Ella había crecido entre esa misma pobreza pegajosa que impide alzar el vuelo en busca de una vida mejor. Si no hubiera sido por Martina, aún continuaría allí. Aquella profesora fue la primera persona ajena al poblado que la miró sin el velo de la aporofobia en sus ojos. Creyó en ella y le regaló la oportunidad que cambió su vida.
    Casi lo había olvidado, pero las imágenes que el televisor le escupía a la cara la hicieron reaccionar. Había llegado su turno, pero ¿por dónde empezar? Ojalá pudiera erradicar los abismos que separan las vidas dignas de las que no lo son, pero de momento lo más urgente era que la compañía energética global les permitiera calentarse en las gélidas noches de invierno.

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  • Imagen de perfilLA SENTENCIA

    Yolanda Nava Miguélez 

    Se había hecho popular por sus excéntricas sentencias. Nadie había olvidado la pena que impuso a unos pandilleros, de limpiar cuantas pintadas afeaban el patrimonio de la ciudad. O la que llevó a un estafador de guante blanco a colaborar con las tareas sociales de su parroquia, intentado erradicar la pobreza. Tampoco pasó desapercibida aquella que le asignó a un pirómano, ahora acérrimo defensor de la naturaleza y activista contra el calentamiento global. Esta vez no le costó mucho pronunciar su veredicto. Condenó al acusado a empezar de nuevo. Debería retrotraerse diez años atrás en su vida, comportarse otra vez como si tuviese veinte años y continuar los estudios que dejó en ese momento. Sabía que no sería fácil. Pasaría noches en vela frente a gruesos tomos llenos de leyes que tendría que memorizar, pero era una buena oportunidad para enmendarse, sabía que era posible. Él lo había logrado.

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  • Imagen de perfilNoche en blanco

    Maria Navedo Saurina 

    "¿Llegarás temprano? Va a empezar a nevar…" me alertó mi mujer. Estaba trabajando en los últimos detalles del próximo juicio. Me motivaba seguir luchando por erradicar la injusticia del mundo y aquel caso se presentaba como una oportunidad de contribuir a ello si lograba una sentencia favorable que impidiera el desalojo de muchas familias. No podía consentir que perdieran su hogar en plena crisis.
    Cuando salí a la calle nevaba con intensidad, algo insólito en la capital, que también sufría los efectos del calentamiento global. No pude arrancar el coche y al volver sobre mis pasos vi a varias personas que intentaban guarecerse del temporal a la entrada del despacho. La cara más dura de la pobreza tocaba nuestra puerta. Les dije que entraran y empecé a preparar café caliente para todos. "No me esperes despierta -avisé- me temo que será una noche larga…"

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  • Imagen de perfilLA CARIDAD

    MANUEL MORENO BELLOSILLO 

    En mi condición de abogado encontré la oportunidad de contribuir a erradicar la pobreza de los más desfavorecidos y fundé una ONG a la que denominé “PRO BONO”. Es una organización modesta y sin aspiraciones globales, se trata sencillamente de ayudar a los vecinos de mi ciudad legalmente desamparados. Incluso los humildes tienen casas y si tienen casas tienen hipotecas y si tienen hipotecas tienen cláusulas abusivas susceptibles de ser anuladas judicialmente: gastos, suelo, comisiones… Cada mañana voy con mi equipo a los barrios más deprimidos y piso por piso les ofrecemos nuestros servicios para demandar a los bancos que les trampean, por supuesto sin coste alguno. De esta manera hemos ayudado a cientos de personas que han visto aliviadas momentáneamente sus apuradas situaciones. Las costas de los procedimientos se las embolsa la ONG, al fin y al cabo, la caridad bien entendida debe empezar por uno mismo ¿O no?

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  • Imagen de perfilADIÓS, COMPAÑERA

    ANA MARIA VIÑALS LORENTE 

    Te he acabado queriendo pero hasta aquí hemos llegado. Nuestros inicios no fueron sencillos aunque con el tiempo te he cogido cariño. Cómo no hacerlo. Gracias a ti tuve la oportunidad de empezar a salir otra vez a la calle y erradicar el miedo que, tras meses de encierro y de manera global, se había apoderado de mí. Retomé varios casos abandonados durante el confinamiento y, después de haber pasado largas jornadas teletrabajando entre cuatro paredes, pisé nuevamente los juzgados para defender los intereses de mis clientes. Ni siquiera me afectó el hecho de no poder llevar la toga. Tu protección me bastaba. Fui capaz de luchar como antes por conseguir la igualdad de todos los trabajadores tratando de evitar que, ante despidos improcedentes, cayeran en la pobreza. Pero ya es suficiente. La pandemia ha terminado y tú, querida mascarilla, vas directa a la basura.

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  • Imagen de perfilQUIERO EL DIVORCIO

    LAURA SAEZ FERRE · Madrid 

    Empezar por Derecho de familia le pareció bien. El civil siempre le interesó, pretendía especializarse. Al principio y, a nivel global, despachaba con cierta agilidad los asuntos, sin sobresaltos, aunque siendo honestos, no tuvo mucho tiempo para interiorizar aquel enfoque profesional; no le dieron la oportunidad.

    Tras unos años, un número modesto de expedientes se apilaba ya sobre su mesa de despacho. Recibía llamadas constantes y reiterativas y multitud de mensajes a horas intempestivas. Al contestar le aguardaban: las discusiones a tres, los conflictos personales imposibles de erradicar, la frustración de los progenitores ante la pobreza que tenía que soportar para mantener a sus hijos, pensiones de alimentos sin pagar y visitas incumplidas; procedimientos largos y tediosos que durarían años conllevando muchas horas de psicología aplicada.

    Al llegar otro agosto más, ya no había duda, era ella quién se había casado con el Derecho de Familia y quería el divorcio.

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  • Imagen de perfilEsperanza

    Carmen LLopis Fabra 

    Ayudar a erradicar la pobreza se había convertido en mi caballo de batalla. Por eso me había convertido en abogado especialista en Derechos Humanos y viajaba por el mundo con una ONG para tener la oportunidad de ayudar a los más desfavorecidos a encontrar su lugar en un mundo donde importaban más los recursos que las personas. Empezar un proyecto global sostenible era fácil, mantenerlo en el tiempo, casi una utopía.
    Un día, ayudando a realizar los trámites legales para la construcción de una nueva escuela y la creación de una cooperativa textil se me acercó una niña de poco más de siete años y con delicadeza colocó en mis brazos su muñeca de trapo.
    -Toma, cuida de ella un ratito. Se llama Esperanza. Que yo tengo que ir a la escuela para aprender mucho y de mayor ser cómo tú. Quiero que las dos tengamos un futuro.

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  • Imagen de perfilJUSTICIA SIN FRONTERAS

    Juan Manuel Chica Cruz 

    Mi madre, luchadora incansable, nació en un país asolado por las guerras y las garras de multinacionales que envenenan y esquilman la tierra con la propia sangre de sus habitantes mediante salarios y horarios espeluznantes como única alternativa a algo peor. Huyó, valiente, en cayuco embarazada de mí, para al menos, en paz, poder continuar deslomándose y lograr que su hija tuviese una oportunidad y aunque mi especialidad no es el derecho internacional emprendí un costoso litigio internacional contra una de esas omnipotentes multinacionales que probablemente pulverizará mi despacho, mis ahorros y mi energía. No me asustará empezar de cero para erradicar la injusticia y la miseria. Aprendí de mi madre que la pobreza más cruel es la de espíritu por eso, lucharé, siguiendo su ejemplo, por la tierra de mis antepasados que es también una manera global de hacerlo por todo el planeta y sus habitantes.
    Se lo debo.

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  • Imagen de perfilA NUESTROS MAYORES

    ROSA GALLARDO 

    Empezar la carrera de derecho fue el primer paso.
    El objetivo de erradicar la pobreza la base.
    Alcanzar la justicia en cada caso su meta.
    Comenzó con muy poco y fue creando una gran firma legal, muchos lo envidiaban, otros no podían sino admirarlo.
    No creó un despacho global como tanto había deseado, pero sí ayudó, luchó y siempre actuó en base a sus principios.
    Hoy es mi gran oportunidad, hoy es mi jura para iniciar la profesión que desde pequeño he admirado, y espero estar a la altura de mi gran referente, ¡va por ti, abuelo!

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  • Imagen de perfilCinco por cinco

    JOSE LUIS SANCHEZ HERNANDEZ 

    ¿Empezar?, tuvieron su oportunidad. Pude erradicar la pobreza de sus maltrechas economías. Justicia global, ¡no...¡, justicia social. Aquel pequeño pueblo reivindicaba justicia, no me escucharon.
    Oportunidad que perdieron, sumidos en la pobreza argumental, me negaron su defensa y con ello erradicar toda esperanza de éxito, tenía una visión global del asunto y experiencia. ¿Cómo volver a empezar?
    Global, así era aquella empresa multinacional, sus abogados les vapulearon. Para empezar, confiaron en unos abogados inexpertos, peleles jurídicos cuya única pretensión era erradicar la pobreza de sus malolientes bolsillos. Ahora me suplican otra oportunidad.
    La pobreza de sus fundamentos sucumbió a la oportunidad. Ahora quieren empezar enmascarándolos ante el Tribunal Supremo. Habría de cambiar el global de los fundamentos y erradicar las torpezas jurídicas vertidas.
    Erradicar la pobreza jurídica es labor de cualquier abogado. Indiferente, justicia global o local. Es una oportunidad. Empezar es lo que siempre hacemos con cada nuevo caso.

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  • Imagen de perfilVENTAJAS DEL TELETRABAJO

    Almudena Horcajo Sanz 

    La pandemia nos ha dado la oportunidad de comprobar las ventajas del teletrabajo. Para muestra un botón.
    Temprano suena el despertador, con la legaña puesta, salto de la cama al ordenador. Necesito un café para empezar la jornada, lo preparo al mismo tiempo que reviso los correos, pero antes de que pueda tomar el primer sorbo escucho los berridos de los niños, no paran de pelearse y de tirar todo, comienzo a gritar como una loca, y ya no paro; de pronto, me doy cuenta de que hoy finaliza el plazo para interponer el recurso, lo voy redactando mientras tiendo lavadoras, coloco lavavajillas, cuezo espaguetis, reviso deberes...
    Cuando el reloj marca las diez, caigo rendida en el sofá, la televisión me recuerda los problemas que asolan al planeta. ¿Cómo podremos erradicar la pobreza? ¿cómo lograremos parar el calentamiento global?... El cansancio me vence, mañana lo pensaré… Mañana será otro día.

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  • Imagen de perfilDesconectado

    laura pilato rodríguez 

    Cansado de escuchar que esta pandemia nos sumiría en una pobreza global, y que tardaríamos años en erradicar el virus, decidí reconciliarme con la naturaleza y darle una oportunidad a la asesoría legal on- line.
    Nada más empezar el año, me mudé a una pintoresca casita en un lugar tranquilo rodeado de montañas. Viendo aquel paisaje, supe que no echaría de menos mi céntrico despacho.
    Incluso me tranquilizó saber que la zona disponía de un buen servicio de internet, algo indispensable para mi trabajo.
    Pero nada más lejos de la realidad.
    En plena videoconferencia pierdo la conexión con mi primer cliente, que muy cabreado intenta retomar la consulta por e-mail, sin éxito...
    Y aquí estoy, en lo alto de un cerro, agitando el teléfono como un loco, y suplicando una rayita de cobertura.
    ¡Así no hay quien trabaje!

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  • Imagen de perfilSÍNTOMAS

    Margarita del Brezo 

    Cuando los vi entrar supuse que esa sería mi gran oportunidad: una demanda colectiva siempre tiene mayor repercusión mediática y económica, recuerdo que pensé emocionado. Les pedí que guardasen la calma y la distancia de seguridad, cosa harto complicada en un despacho tan pequeño. Fue una mujer la primera en tomar la palabra; carraspeó dos veces antes de empezar a hablar y todos guardaron silencio. «Prometieron que con la vacuna se iban a erradicar los contagios», balbució antes de que se le quebrase la voz. Los demás alzaron entonces la suya. Todavía oigo sus quejas, argumentaciones, protestas, lamentos y hasta alguna palabra malsonante al oír mi valoración del asunto, demasiado global y repleta de datos estadísticos y cifras que, ahora lo sé, carecían de valor para su defensa.
    Desde que me he contagiado comprendo perfectamente cómo se sentían. Es verdad, los síntomas de la pobreza apenas te dejan respirar.

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  • Imagen de perfilImpeachment

    Patricia Collazo González 

    El juez dio su última oportunidad al acusado. Si quería ser absuelto y evitar el repudio global, tenía que argumentar los motivos de su brutal proceder desde el mismo momento en que doce meses atrás, había asumido el cargo.
    —Podría empezar usted por justificar por qué convirtió el COVID-19 en fuente de sufrimiento, muerte y pobreza para la humanidad.
    —Usted lo ha dicho, señor juez. El problema (su propio nombre lo delata) me llegó heredado desde la anterior administración: 2019, un año maquiavélico. Es injusto que se me acuse a mí… He hecho lo posible por erradicar tan nefastas consecuencias, pero la población no ha estado a la altura.
    —¿Y qué piensa hacer para resarcirnos?
    —Le sugeriré a mi sucesor, 2021, que fiche en su equipo a la experta Filomena. Le aseguro que es imbatible a la hora de hacer que la gente se quede en casa.
    —¿Y eso funcionará?

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  • Imagen de perfilMI CLIENTE 2020

    JUAN CARLOS MONTERDE GARCĺA 

    A punto de tomarme las uvas, recibo una llamada inesperada. Me comunican del hospital que un cliente estimado acaba de dejar nuestro mundo debido a esta pandemia global. De repente, derramo una lágrima mientras mi familia permanece atenta al reloj de Sol. Como varios compañeros, pertenezco al turno de oficio, y aunque el finado se encontraba casi en la pobreza, fue el mejor corazón que quizás haya conocido. De él he aprendido que la vida, pese a nuestros problemas, tiene un valor que a veces no apreciamos. Raimundo ya no tendrá oportunidad de acabar amistosamente su divorcio con su mujer, y empezar una vida nueva con su actual pareja. Me consuela al menos haber intentado que firmaran el mejor convenio regulador. Durante las campanadas no consigo erradicar de mi mente la imagen de aquel hombre bueno. Su humildad, sus reverencias, sus interminables ‘chapuzas’ para poder invitarme a comer… Adiós, 2020.

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  • Imagen de perfilSILENCIO ELOCUENTE

    Esteban Torres Sagra 

    En ocasiones visualizo la pobreza como causa judicial y creo firmemente que una sentencia, firmada por una Corte Internacional, podría erradicar sus consecuencias con efecto global e inmediato.

    Incluso, ante el espejo, me concedo la oportunidad de su defensa, me visto la toga y propongo empezar. Entonces un foco ilumina a un niño que permanecía mimetizado en lo más lóbrego de la sala. Es un niño famélico que no puede mirar al jurado porque tiene los ojos hirviendo de moscas: una imagen, sin duda, extrapolada por mi memoria de algunas de esas otras con que a veces los telediarios rubrican la realidad.

    Y llega mi turno y me abandonan las palabras al subir al estrado. Me quito la toga, hundido moralmente por sucumbir a la emoción y, no obstante, mientras la cuelgo en el armario, tengo la absoluta certeza de que ese silencio elocuente habría bastado para conseguir la victoria

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  • Imagen de perfilTrae mala suerte dejar cosas a medias

    María Sergia Martín González- towanda 

    —Estoy en casa, amor —dijo el muchacho mientras sonaba un bolero.
    La anciana tomó su mano para incorporarse y empezar a bailar.
    —No he tenido oportunidad de arreglarme. Estaré horrible.
    —Me gustas así: despeinada.
    —¡Zalamero…!

    Era su cuadragésimo aniversario de boda. También hacía treinta años, once meses y dos días que él había fallecido. Era diecisiete. Era octubre. Era París. Participaban en una marcha para erradicar la pobreza. Se desvaneció de repente. La prensa parisina tituló que «a un joven abogado se le había partido el corazón luchando por un ideal».
    Él prometió que, cada aniversario, tendría su bolero y un compañero de baile. Ella, que continuaría su estela.
    Ambos guardaban fidelidad a esas promesas.

    —¿Me acompañarás cuando termine este baile?
    —Aún no. Aunque me veas vieja, todavía tengo fuerza y argumentos para defender la equidad global… Y demasiado supersticiosa como para dejar un proyecto o un brindis a medias.

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  • Imagen de perfilEl cliente misterioso

    SANTIAGO MESSA POULLET 

    Mi cliente, aunque debió entrar en el país vía patera, me perjuraba que lo hizo en una caravana legal de lucha para erradicar la pobreza o algo así, amparado por una ONG de carácter global. Él era de piel negra y porte distinguido y aseguraba ser el monarca de una tribu en algún lugar del áfrica Subsahariana. Tuvo la oportunidad de decirme cuál era su destino, pero no lo hizo aludiendo atribuciones misteriosas y astrológicas. Como tampoco me dio una explicación coherente del medio kilo de una sustancia aparentemente psicotrópica que portaba sin disimulo alguno y que le fue confiscada y enviada al laboratorio para determinar su composición. Mientras tanto debía permanecer en el calabozo, situación que lo desconcertaba e irritaba pues repetía que tenía que hacer la entrega en una hora y fecha determinada e inminente.
    Volvamos a empezar, Sr. Baltasar, confíe en mi, soy su abogado.

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  • Imagen de perfilEL MAR DE BÁRBARA

    Nicolás Montiel Puerta 

    Te lo prometí, lo sé, pero no soy capaz de empezar. Porque sin ti ya nada es lo mismo. Y hace tres años que le doy vueltas y más vueltas y todo lo que se me ocurre resulta banal, insuficiente, ahíto de pobreza de espíritu.
    No pudo ser cuando no fue y nuestra oportunidad desapareció como las últimas palabras que nos dijimos, bonitas aunque en exceso tardías.
    Tu toga cuelga del perchero, vacía de contenido como un recurso de apelación desesperado. Tu boli de cuatro colores sobresale del bolsillo de mi camisa, acompañándome de juzgado en juzgado, para que no termines de irte, para que me ayudes a erradicar la injusticia de este mundo que a todo el mundo le viene grande, por ser tan global como absurdo.
    Te lo prometí y algún día lo conseguiré. Contaré tu historia y todo lo que hiciste por los demás, letrada.

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  • Imagen de perfilLa ventana indiscreta

    Marta Trutxuelo García 

    ¡Feliz 2021! proclama en rojo el mensaje en la escayola de su pierna. Empezar el año encerrado entre cuatro paredes no ofrece una perspectiva atractiva, pero tras la ventana se despliega una oportunidad de espionaje diáfano y global. Resguardado bajo el disfraz del crepúsculo, el letrado acomoda su retina tras el teleobjetivo de su cámara: la vecina preparando una frugal cena; un niño termina los deberes sin ayuda de medios tecnológicos; un cartel denuncia en rojo: "Erradicar pobreza"... Entonces otro objetivo tropieza con el del abogado: un joven colocándose unos auriculares, pulsa un botón. El letrado amplía el plano tanto como su curiosidad... el chico está sentado en una silla de ruedas con una pierna escayolada. El abogado traga saliva. Acerca la imagen y sus miradas se encuentran. "¿Vas a hacer algo más que mirar, abogado?", lee en los labios del joven, su cliente, sin trabajo desde marzo de 2020.

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  • Imagen de perfilPIDE UN DESEO

    Ana Isabel Rodríguez Vázquez 

    Mi condición de hija única se la debo a la gripe del 18.
    Mi madre decía que si la vida te da una segunda oportunidad, la pobreza no debe ser una excusa.
    Y aunque la situación global era poco prometedora, mi tesón y esfuerzo dieron sus frutos.
    En plena posguerra me convertí en una joven abogada dispuesta a erradicar prejuicios y empezar a cambiar las cosas.
    Me impliqué en luchas sociales que me llevaron a conocer el interior de los calabozos, fui testigo de sorprendentes avances tecnológicos, e incluso tuve tiempo de formar una gran familia a la que llevo meses sin poder abrazar.
    Me he despedido de muchos amigos, pero por alguna razón yo sigo aquí, a punto de soplar las infinitas velas de esta tarta.
    No sin antes cerrar los ojos y pedir un deseo...
    A mis años, solo queda creer en los milagros.

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  • Imagen de perfilLA JUSTICIA INTERMINABLE

    PILAR ALEJOS MARTINEZ 

    Desconozco si fue mi preocupación por el calentamiento global o mi deseo de erradicar la pobreza lo que me empujó a sumergirme en su lectura. Su portada era solemne y misteriosa. Nada más empezar, quedé atrapado en aquella historia, dejando de ser lector para ser protagonista. Afloró mi corazón de guerrero en cuanto se me brindó la oportunidad de luchar. Aquel mundo, llamado Fantasía, estaba tan enfermo como el real. La falta de equidad provocaba injusticias y la desigualdad se extendía con rapidez engulléndolo todo. Debía detener su avance con urgencia, pero necesitaba hacerlo con las mejores armas. Bebí de las fuentes del derecho, fortalecí mi escudo con el conocimiento de la Jurisprudencia y me armé hasta los dientes con la legislación.
    Solo me sentí preparado para el combate cuando logré ser abogado. Desde entonces, lucho por la Justicia con la ley en la mano a lomos de mi dragón.

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  • Imagen de perfilUtopía infame

    Antonio Jesús Quesada Cabrera 

    «Esta es una oportunidad irrepetible: una oportunidad de empezar a crear la primera máquina hacedora, con la que estaremos a un paso de erradicar la pobreza global que nos ha dejado esta pandemia y de satisfacer todo tipo de necesidades. ¡Será el mayor hito en toda la historia de la humanidad! ¡La palabra “utopía” quedará obsoleta!» Ese fue mi discurso. En efecto, un artilugio capaz de crear cualquier cosa es capaz de eso y mucho más. Lo que no les dije, es que para ello necesita consumir vidas. Sin embargo, para crear un mundo perfecto es necesario hacer sacrificios. Solo un necio pensaría que se puede conseguir todo a cambio de nada. Lo mismo aplica para mí, que estoy corriendo con el riesgo de que se descubra todo. Ni los mejores abogados podrían salvarme en ese caso, a no ser que… ¿Mi máquina podría crear al letrado definitivo?

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  • Imagen de perfilNEGLIGENCIA ACCIDENTAL

    Javier Puchades Sanmartin 

    Al empezar a ejercer como abogado, soñaba con que algún día tendría la oportunidad de demostrar mi capacidad para llevar casos complicados. Aunque el proceso fuese tan dificultoso como erradicar la pobreza global. Mi cliente era un niño de doce años. Todos me desaconsejaban subirlo al estrado, pero yo pensaba que su declaración era esencial. Le dije que contase cómo había cambiado su vida familiar desde el día de autos. Con voz temblorosa, declaró:
    «Desde que murió mi padre, todo es diferente. Mamá, poco a poco, se anima a salir sola a la calle. Cuando lo hace, no se maquilla tanto como entonces y los días nublados no lleva gafas de sol. Mi hermana ya no echa el pestillo de su puerta cuando se va a dormir. Ahora, sonreímos sin que nadie nos obligue». Para finalizar, apostilló: «Ojalá papá me hubiese enseñado a disparar su escopeta mucho antes».

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  • Imagen de perfilGESTOS

    ÁNGEL SAIZ MORA 

    Mariano y yo apenas encendíamos el televisor, al contrario que nuestros amigos, fanáticos de las series, con los que cada vez nos quedaban menos temas para conversar. Por simple integración social seguimos su ejemplo durante meses, aunque no acabase de llenarnos.
    El año que comenzaba, receptor de buenos propósitos, fue una oportunidad para empezar algo distinto.
    No es mi especialización, pero aprendo rápido. Por las noches me dedico a asesorar de forma online a personas inmigrantes sobre visados de residencia, reagrupaciones familiares e integración. No cobro nada. Mi marido prepara platos que dona a la parroquia. Sabemos que es insuficiente para erradicar la pobreza global, pero nunca habíamos dormido tan bien. Aunque lo mejor es cuando quedamos con los amigos. Mariano y yo ya no hablamos de series, ellos tampoco, ahora enmudecen para escuchar nuestro entusiasmo, mientras piensan en qué podrían hacer.

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  • Imagen de perfil2021

    Jerónimo Hernández de Castro 

    La voz del juez resonó con la firmeza de siempre. Recriminaba a su interlocutor la pobreza de su argumentación, carente de bases sólidas, en la línea de los últimos meses. Además, le exigía erradicar esa actitud que rozaba el desacato, instándole con vehemencia a empezar el año con una reflexión global sobre una conducta tan impropia.

    Al otro lado del móvil, sin oportunidad para la réplica, el abrumado destinatario de la amonestación intentaba en vano convencer al magistrado para que aceptara su soledad en las fiestas navideñas, no como una condena impuesta por la familia, sino como la imprescindible medida precautoria, apenas atenuada por los niños que, en cada videollamada, no dejaban de gritar lo mucho que echaban de menos a su abuelo.

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  • Imagen de perfilMultinacionales y lobo ibérico

    Manuel Rodriguez Diaz 

    Desarrollo sostenible es velar por el hábitat natural del lobo ibérico y todos los beneficios que conlleva empezar a cuidar nuestra naturaleza. Tenemos la oportunidad global de erradicar la pobreza de la zona y hacerla prospera. El letrado ecologista se manifestó contundente y confiado, abogando por preservar y fomentar nuestros tesoros naturales. Este joven y bregado abogado era conocido por muchos como el lobo alfa de las causas ecológicas. Estaba empeñado en hacer soñar de nuevo a las comarcas, proteger las aguas de los ríos y desterrar los miedos que produce el progreso envenenado. La Junta está desconcertada ante la solicitud del abogado amante de la sostenibilidad, que propone pasear una manada de lobos ibéricos ante las puertas de una multinacional dispuesta a crear una mina a cielo abierto en zona protegida. Quiere que las manadas se empiecen a conocer y entender, ocupando cada una, su lugar social.

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