Presencia

Edmundo Molinero Alonso 

El olor de la verdura llegaba desde la cocina, donde estaba su madre. El permanecía en el salón, sentado a la mesa que ya estaba puesta. Se sirvió un vaso de vino y bebió un trago sin apurar ninguna de sus preocupaciones. – ¿Quien es el fiscal? – Márquez, creo – ¿Habrá perito? – No estoy seguro La voz de su madre atravesaba el pasillo y él respondía a sus preguntas con vaguedades, mientras estrujaba entre sus manos recién lavadas otra letra de cambio devuelta. A kilómetros de distancia, la sintió acercarse e inclinarse sobre su cabeza para darle un beso. – Y a quien vas a defender esta vez hijo? – A mi mismo, respondió desde algún sitio del que todavía no había regresado, como si no fuese el quien estuviese hablando con su madre y todavía permaneciese en el lugar del crimen y aquel miserable prestamista siguiese con vida.

 

0 Votos

 

Queremos saber tu opinión