Venenosa sentencia

Alfonso Castillo-Olivares Reixa · Bargas (Toledo) 

En realidad fui un auténtico zoquete cuando pensé que esta vez el sistema iba a funcionar correctamente, y sería capaz de poner entre rejas al acusado de tan atroz asesinato. Pero no pudo ser así. Ahora da ya igual la causa: pruebas insuficientes, fiscalía inoperante, pericia de la defensa. Quizás fueran todas ellas en bloque y con diversas dosis combinadas a la vez. Lo esencial es que ha sido declarado inocente y dentro de horas saldrá por esa puerta sin castigo. Tendré que actuar como otras veces hice. En la soledad de mi despacho, prepararé el veneno incoloro con el agua que ha pedido el reo al amable alguacil de su lado. Beberá la mezcla firmando así su sentencia escrita en cristalina superficie. Y al cabo de unas horas, aún sonriente por su aparente fortuna, el Piraña comprenderá que el brazo de la justicia puede adoptar diferentes formas y posturas.

 

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