Mi funeral

Miriam García Herraiz · Ciudad Real 

Era el día de mi funeral pero Carlos fue al bufete a ver qué tenía pendiente; había tenido que suspender un juicio el día anterior y no quería más favores. Creo que como compañero sintió mi muerte, pero …. todo continuaba; ni una lágrima, no había empezado a notar mi ausencia. Mis cenizas las trasladó un coche fúnebre que tanto odio, sin una ventanilla abierta para que entrase el aire. Momentos antes el empleado de la funeraria había limpiado con una esponja la urna. En los primeros bancos estaba mi mujer, llevaba el conjunto con falda negra que se había puesto en el funeral de su padre, pensaba que no merecía la pena comprarse otro para esta ocasión, eran sólo unas horas. La puerta abierta de la iglesia me permitió oír todas las voces de mis compañeros en la calle, seguían hablando de trabajo, ¡¨nadie se acordaba de mí?.

 

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