La testigo

Lucia Rodriguez · Madrid 

Nadie pensaba que llegaría tan lejos, probablemente por eso la eligieron. Tampoco ella planeó convertirse en testigo clave del caso del año. El azar y un documento la habían traído hasta aquí. Todo había empezado como otro trabajo más, formar parte de una comisión de abogados para asesorar a una importante empresa. De ellos se esperaba «profesionalidad y transparencia» había dicho el presidente. Por supuesto, la verdad sobre sus fuentes de financiación no entraba en el menú. Ahora, sentada en la sala de testigos sentía que se asfixiaba, como si él hubiera cumplido sus amenazas y una hoguera prendida a sus pies amenazara con callarla. “A este lado, la vida no es tan sencilla” pensó, recordando testigos suplicando no comparecer en pleito a los que había obligado a ello. Oyó su nombre, una vez, dos, mientras la puerta se cerraba tras ella. No estaba preparada. La justicia tendría que esperar.

 

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