El Pupas

Laura Garrido Barrera · Vitoria-Gasteiz 

Abrió la puerta del despacho, irrumpiendo con la fuerza de un tornado. Me levanté sobresaltado y él me miró frunciendo el entrecejo, mientras una gota de sudor frío resbalaba por su rostro atormentado. Me ordenó que le escuchara haciendo ademán de llevarse la mano izquierda al bolsillo de su gabán. Creí que llevaba una pistola y obedecí sus órdenes sin rechistar. ¡l era el Pupas, el camello del barrio de Ronda. Tras diez años en la cárcel regresaba para ajustar sus cuentas pendientes. Pedí su permiso para buscar cautelosamente su expediente en mi cartapacio, en realidad, le esperaba desde hacía días. Observé el cadáver hallado en un socavón con dos balas de plomo en su cuerpo y mi defensa alegando que el Pupas, era un hombre con mala suerte, pero no un asesino. Perdí el caso y hoy sé que mañana le defenderán por el asesinato de un abogado.

 

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