Quique
Ascen Buitrago Navarro · MurciaZeñoría, zeñoría, quiziera apelar…
– Le he dicho a Uzted, Zeñor Letrado, que no ez posible, y zi continúa con zu inziztencia me veré obligado a pedir zu expulzión…
Con un sonoro golpetazo el señor juez dictaminó su sentencia.
Fue radical en el veredicto y los acusados, arrojados a la prisión sin más dilación.
Esta vez la cárcel era la cesta de la fruta, y los procesados un indio de plástico y un marciano de goma.
Asomada por el quicio de la puerta y observando a mi hijo Quique de tan solo siete años, reía a la vez que pensaba cómo era posible que un niño tan pequeño dominara los términos jurídicos de semejante manera…
Su carrera la tenía muy clara, ya solo le faltaban unos cuantos años para corregir su ceceo…