UN JUICIO DE LOCOS
Pilar Aragón Sánchez · SAN FERNANDO, C¡µDIZEste juicio se presenta complicadamente inusual. En mi extenso currículum como abogado, jamás había visto comparecer al hombre araña. Aún así, considero la fianza solicitada, excesivamente alta para un mero delito de¡€™escalada nocturna de fachada?. Ahí está por fin sentado en el estrado. Mirándole detenidamente, nadie diría que pudiera estar desequilibrado. Comienzo mi defensa como es menester, algo surrealista por cierto, e inesperadamente se levanta, estira el brazo y un chorro fluido de pegajosa tela de araña, se estrella contra la cara de su señoría. Sorpresa general. Dos agentes de uniforme se apresuran a detenerle, pero con un salto sorprendentemente ágil, los esquiva y salta por la ventana. Mi opinión, mejor me la reservo… Y es que nunca debí aceptar colaborar en el gabinete de esa clínica psiquiátrica. Mea Culpa. ¡Es que desde chiquillo me gustaban tanto los cómics de Spiderman…!