La llamada
Jerónimo Hernández de CastroNada más confirmarse la gravedad de su dolencia, la jueza redactó un escrito motivado a la autoridad competente solicitando que, a su muerte, el mazo de madera de la sala de la que era titular se guardara en su ataúd. Sus colegas consternados no objetaron nada y el decano del colegio de abogados se lo entregó ceremoniosamente a su esposo antes de las exequias.
El viudo fingió cumplir la última voluntad, pero sin declarar su intención, enterró un estuche vacío para conservar la apreciada reliquia. Nadie se percató del engaño.
Cada noche, antes de acostarse, retira el vaso con agua de la mesilla y golpea con el instrumento robado para convocar a su amada. Así alivia la tortura de su ausencia, esperando que ella acuda con una admonición por el hurto o, al menos, que se cuele alguna vez en su sueño intranquilo.
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Me gusta mucho, Jero, pero mucho mucho. Me temo que a este pobre viudo le van a dar una alegría a final de mes que igual le ayuda a conciliar el sueño.
Un beso
La alegría es recibir tu comentario Margarita. Muchísimas gracias un beso y mucha suerte!
Hola, Jero!!!
Cada cual se busca sus medios para sobrellevar la pérdida de sus seres amados, y eso de invocarlos mediante un mazo que tanto ha ordenado /mandado no es mal método. Y además muy original.
Un abrazooo.
Muchas gracias Amparo! Me encanta que te parezca original Te agradezco mucho el comentario. Un gran abrazo
Jero, me encantan las historias de fantasmas y si están tan estupendamente narradas, más. Con eso te digo todo.
Muchísima suerte porque el micro es espectacular.
Un abrazo gigante.
Muchas gracias Towanda! Si te ha gustado ya es un éxito para.mí. Un beso enorme
Me ha encantado. Es PRECIOSO
Felicidades y mucha suerte
Gracias Maria Dolores! Me alegra mucho que te haya gustado! Un abrazo