María José Irigoyen Del Castillo

Microrrelatos publicados

  • El legado

    Querido padre, todavia recuerdo la ůltima vez que te vi. Estaba sentado en el viejo taburete de tu despacho, con una taza de cafe entre las manos.
    Ya habīas perdido mucho peso y probablemente sabias que te quedaba poco tiempo. Por eso, supongo, quisiste dejarme tu legado de esa manera tuya, tan solemne.
    "Hijo mio -dijiste- ten la seguridad de que para ser un buen juez no basta con aplicar bien las leyes.
    No te guies nunca de las apariencias.
    Aprende a distinguir al verdadero maleante entre tanto presunto inocente.
    Desconfia de las palabras huecas y de los abogados petulantes.
    Pero sobre todo recuerda siempre que detras de cada incumplimiento hay una victima.
    Solo asi encontraras el verdadero sentido de la justicia".
    Aunque ya hace mucho tiempo de aquello, no hay un solo dia, padre, que al ponerme la toga no recuerde tus palabras.

    | Julio 2017
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  • Los jueces tambien se enamoran

    Me llamo Marcos y amo a Fatima. Estudiamos juntos la carrera de Derecho. Ella por vocacion, creia en la Justicia. Y yo, por herencia, toda mi familia vestia toga. Mi destino estaba escrito: la judicatura. Ella tenia clara que postura iba a adoptar, el turno de oficio.
    Hoy la he vuelto a ver, despues de varios años. Llevaba la defensa de Fito, un habitual de los juzgados. ¡Que mujer, que soltura exhibiendo graficos y pruebas!
    En una rapida vision panoramica me han venido a la memoria todos los años de facultad. Y como si saliese de un eclipse, me he armado de valor, invitandola a cenar esta noche. Se ha quedado paralizada y he temido lo peor. Ha dicho que si. La sala ha estallado en aplausos. Seguidamente he absuelto a Fito, que me ha sonreido guason desde el banquillo.

    | Julio 2016
     Participante