Paternidad responsable
María Sergia Martín González- towandaMe había granjeado la confianza del despacho, cuando mi socio me puso en antecedentes: los Gramunt querían adoptar un bebé. Yo les representaría. Sin duda, un gran privilegio para un abogado novato. Consumí horas de biblioteca, estudiando los requisitos requeridos: edad de los adoptantes, tiempo de convivencia… No podía echar nada al olvido. El panorama era desalentador. Si bien, Mariona Gramunt era una mujer joven, su esposo rondaba los cincuenta, circunstancia que aumentaba la edad del adoptado. Fui explícito al plantearles esta dificultad, pero decidieron proseguir. Fueron años de trámites interminables, como enhebrar un collar con cuentas infinitas.
Un día caprichoso, Gramunt resolvió desentenderse del proceso y de su esposa, en ese orden. Por aquel entonces, mis implicaciones emocionales no me permitieron abandonarla.
Hoy han llegado a mis manos los papeles definitivos. Emocionado, he telefoneado a Mariona para comunicarle que, por fin, vamos a cumplir nuestro sueño de ser padres.
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Muy bueno, Tow.
Un abogado «comprometido».
Tierno y emotivo, al tiempo que se dibuja perfectamente el largo camino que representa la adopción en España.
Un besazoooo
Hola, Amparo.
Eso es, un abogado que lucha por lo que cree y encuentra la felicidad. Y, como dices, un duro camino el de la adopción en España, sembrado de papeleo…
Otro besazo para ti y gracias por avisar.
Towi, me encantan los giros argumentales y las vueltas de tuerca que das a tus relatos… qué gran capacidad!!
Las cuentas de collar infinitas… precioso!!
Y sobre todo: «Un día caprichoso, Gramunt resolvió desentenderse del proceso y de su esposa, en ese orden.», me ha hecho mucha gracia!!
Enhorabuena!!!
Este año lo empezamos bien, dos selecciones en dos meses!! Yujuuu!
Un abrazo, guapísima!
Marta
Hola, Marta.
Este año hemos empezado haciendo pleno: dos de dos. Como le comenté a Amparo en su micro, es una suerte estar ya aquí entre los seleccionados.
Muchas gracias por ese análisis que haces de mi historia.
Un abrazísimo gigantesco.
Qué bonito cuento, María Sergia, como dice Amparo no solo es una historia de abogados sino algo que nos pone en conocimiento de lo largo y pesaroso que es la adopción. El final feliz es el que los dos merecían.
Salu2
Hola, Carmen.
El camino hacia la adopción es pesadísimo, lleno de trabas, de papeleo interminable.
Así que si te ha gustado, gracias enormes.
El final se lo merecían, claro que sí.
Abrazos.
Me gusta la actitud del abogado que, a pesar de que el que paga se desentiende, sigue creyendo en el caso.
Enhorabuena, una vez más, por llegar tan lejos.
Besote.
Hola, Clara.
Estoy de acuerdo contigo y con ese abogado comprometido.
Besazos y gracias.
Hola, Towanda.
Vas al copo, haces bien, sobrada de talento. Un micro tremendamente bien escrito en el que hay un personaje, el abogado, que lucha hasta el fin, enredándose en la peripecia argumental y terminando como padre en sustitución, ventajosa desde luego, del inicial. me ha encantado. Besos.
Hola, Eduardo.
Yo sigo intentándolo porque este concurso es apasionante. Me encanta jugar con esas cinco palabras que proponen y plantear una historia.
Un abrazo grandísimo, de los que tú te mereces.
Y gracias, por supuesto.
Qué talentosa estás, Towa.
Me ha gustado especialmente la metáfora de ese collar de cuentas infinitas. Me ha recordado a Penélope tejiendo y tejiendo.
A ver si los hados te son favorables. Solo por constante, te lo mereces.
Un abrazo.
Jajaja, Quique.
Ese collar fue el que más quebraderos de cabeza me dio.
Gracias por esos deseos de hados.
Un abrazo gigantesco para ti.
Con la venia, Señoría. Es usted una artista, ¡puñetas! (puñetas de la toga de abogado, ¿eh? Un besazo, guapetona.
Gracias, Belén.
Un abrazo muy grande de vuelta que impactará en tu cara al grito de ¡ya!
Qué hermosa historia de amor, responsabilidad y paternidad.
Enhorabuena.
Gracias, Javier.
Bien resumido.
Un abrazo enorme.
Pues si que es responsable esta paternidad que nos planteas. Mucho. Muy bueno. Suerte.
Para ser padre o madre hay que merecerlo, ¿no te parece?
Un beso muy grande y gracias, Yolanda.
Precioso! El collar de cuentas infinitas, al final, valió la pena…
Un saludo!!!!
Hola, Cristina.
Al final, mereció la pena, ya lo creo. Muchas gracias por acercarte.
Un abrazo grandísimo y te deseo mucha suerte para este mes.
El relato te lleva como en una ola suave desde el principio al final sin que te des casi cuenta que te han explicado a la perfección el alargamiento en un tiempo cuasi infinito de los trámites procedimentales; la insistencia concienzuda del buen profesional; y que, mira tú por dónde, a veces también surge lo inesperado y al fin se cierra el procedimiento. Bien hecho, mejor narrado.
Hola, Francisco Manuel.
Muchísimas gracias por tus palabras tan amables. Así es el tiempo infinito de trámites que no hacen sino afianzar, en estos protagonistas, el deseo de la paternidad. Algo que debe ser madurado y no se entiende de otra manera.
Un abrazo grandísimo.
¡Haces que parezca fácil hasta la paternidad!
Un beso, Towanda.
Hola, Margarita.
Jajaja, y no lo es. Cualquier cosa menos fácil.
Un abrazo, guapa.
Towanda, qué bien contada y qué buena historia! – en ese orden.
Un beso y un abrazo, en el orden que quieras.
Carme.
Hola, Carme.
Guau, ¡gracias!
Me alegro mucho de todo eso que dices.
Me llego el beso y el abrazo juntos.