Imagen de perfilSecuestro en la Nube

José Luis Barros Justo 

Cuando el secuestrador se puso en contacto conmigo, entré en pánico. Su voz sonaba abusiva, tajante. Me ordenaba transferir una elevada cantidad de dinero o matarían a mi hijo. Escuché atentamente sus instrucciones, no me podría perdonar que algo malo le ocurriera. En aquel momento me encontraba en una importante reunión con mis socios del bufete. El escenario perfecto para acceder a sus pretensiones sin dudar. Tardé unos segundos en reaccionar y documentar mentalmente la situación. Entré en la sala contigua. Él acababa de llegar y se le veía tranquilo, ajeno a lo que estaba ocurriendo.
Habíamos quedado para comer y, como siempre, llegaba demasiado pronto. Corté la llamada pensando en las veces que dije: » hay que ser incauto, para caer en esto». Yo, como cualquier padre, también habría caído…

 

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