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Carlos Belmar Juaranz 

No cabe duda de que ejercemos una profesión en la que más te vale no hacer notar que estás arrasada por dentro. Tengo compañeros que identificarían la expresión de un sentimiento como una debilidad, una oportunidad para medrar. Se mueren por inscribir mi nombre en la lista de los fracasados.

Les imagino expresar su «preocupación» por mí a los socios:
-Clara no puede asumir tanto trabajo, es brillante, pero con dos niños y ahora lo del divorcio, puede cometer errores.
-Nació con flor, pero la suerte se acaba.
-Solo es una cara bonita.

Después, en el ascensor, te sonreirán y dirán algo insustancial.
-Uf, otro febrero lluvioso, ah es mi planta. Cuídate Clara.

Todos conocen la noticia del día: «El presidente de Guinea pide asilo político en España tras el pronunciamiento militar».
Ninguno sabe que yo asumiré este caso. Me gustaría ver sus caras cuando se enteren.

 

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2 comentarios

  • Tanto más valor tiene lo que una persona hace cuanta más capacidad tiene de levantarse y seguir cada vez que tropieza. Las caídas hacen daño, pero de ellas se sale más fuerte.
    Que tu protagonista sea una mujer me parece lo más apropiado para este personaje. Muchas de ellas saben lo que es lidiar con muchas cosas a la vez, tienen un mérito tremendo. Seguro que todos conocemos vivencias, en la abogacía o fuera de ella, con alguna similitud a las que dibujas de tu relato, que tiene un título muy apropiado.
    Un saludo y suerte, Carlos

     
    1. Hola Ángel:

      Muchas gracias por tu comentario. Es mi primer relato para la comunidad a la que me incorporé el los últimos días de mayo. Todavía ando descubriendo como funciona el foro y las menciones y no había visto tu mensaje hasta hoy. Este mes interactuaré más con los relatos de los compañeros.

      Saludos cordiales.