Imagen de perfilEl contrato

Laura Sotelo 

Los obreros debían finalizar la reforma en tres semanas. Parecía tiempo suficiente para reparar la barbarie que la última tormenta había ocasionado en mi jardín. Pero los días pasaban y las obras no avanzaban según lo previsto, así que una tarde al volver del despacho me dirigí al jefe de obra:
-Faltan cinco días para la fecha que habíamos acordado, y a este ritmo, no creo que puedan terminar el trabajo.
-Relájese señorita. -Contestó con sorna- No se crea tan especial. Cómo se nota que no conoce la jerga de la construcción; cuando un obrero dice tres semanas, pueden ser tres meses… Tiene usted que aprender a leer este líneas.
-Recuerde que soy abogada y que firmamos un contrato. En él hay una cláusula que dice que por cada día de retraso se descontarán 300 euros del presupuesto. Tiene usted que aprender a leer la letra pequeña.

 

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1 comentario

  • ¡Donde las dan las toman! Es cierto que los obreros se suelen aprovechar de que te tienen bien cogido, una vez que has comenzado una reforma, y no puedes hacer nada. Me encanta que esta buena mujer les haya devuelto la pelota de forma tan elegante.
    Mucha suerte y mi voto, Laura.