XII Concurso de Microrrelatos sobre Abogados

Ganador del Mes

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Margarita del Brezo 

Hoy le nota más cansado, con esas ojeras pronunciadas que le afean la mirada. Aunque dicen que la tele hace mayor y engorda, intenta consolarse. Habla otra vez de la necesidad de aumentar el apoyo internacional, de fortalecer alianzas, de promover el desarrollo de tecnologías ecológicamente racionales y cooperar con los países que no llegan. Se lo sabe de memoria ya. No se pierde ninguna de sus intervenciones. En la residencia todo el mundo la conoce como la madre del famoso «abogado del Planeta». Algunas hasta la miran con envidia mientras murmuran quisquillosas que no lo logrará. Ella trató de educarle en valores como el respeto, la solidaridad y la lealtad y se deslomó para pagarle los estudios. Se siente muy orgullosa de él, sin embargo, a veces le gustaría que viniese a verla, un ratito solo. Al menos en Navidad. Luego se arrepiente de esos pensamientos egoístas. Y llora.

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El más votado por la comunidad

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Javier Puchades Sanmartin 

Como abogado y albacea de doña Adelaida, nunca pensé disfrutar tanto con la lectura de su testamento. En mi despacho, todos brindaban por la difunta pensando en sus cuentas bancarias. Así, logró fortalecer la unidad familiar. Durante su enfermedad, tuve que defenderla ya que estos buitres interpusieron demandas solicitando su desconexión de la maquina que la mantenía con vida. Ella quería ver acabado su proyecto de saneamiento de agua en una aldea africana. Siempre le gustó cooperar en estas iniciativas. Nunca encontró el apoyo y la solidaridad de su familia. Al escuchar el destino de su fortuna, ninguno de sus parientes daba crédito. La finada decidió crear una fundación en alianza con diversas oenegés. Su fin: invertir en la consecución de los Objetivos del Desarrollo Sostenible. Entonces, y mientras alguno de los presentes necesitaba asistencia médica, alcé mi copa y brindé. La voluntad de doña Adelaida bien merecía una celebración.

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Relatos seleccionados

  • Imagen de perfilUn futuro diferente para Lucila

    Eliana CherubiniS. · Caracas Venezuela 

    Esa tarde en el Juzgado, sentada, con la mirada fija en el piso, estaba una niña que movía sus pies en señal de impaciencia. Una funcionaria le preguntó su nombre, “Lucila”, dijo. Nunca conoció a su padre, vivía con su madre en los suburbios de la capital, donde un día la violencia machista segó su vida. Confundida y aterrada, Lucila corrió pidiendo auxilio en aquellas calles llenas de indiferencia. La prensa tituló, “mujer extranjera fue asesinada por su pareja, frente a su hija”. Una vecina le brindó apoyo pocos meses; alianzas diplomáticas intentaron cooperar ubicando familiares, sin éxito. Finalmente, ingresó a una Institución, donde sufría constantes agresiones. Todo con solo 13 años. La amistad y la solidaridad no saben argumentos jurídicos. Francesca, su amiga del colegio, huérfana de madre, con la ilusión de fortalecer la esperanza en Lucila, pidió a su papá: “tráela con nosotros”. La justicia tenía la palabra.

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  • Imagen de perfilQUERIDA CELESTE

    Ruth González Poncela 

    Querida Celeste:
    Llevo unos meses confinada por culpa de mi mala salud.
    Recuerdo perfectamente, cuando me advertiste que aquella alianza era un error. No seguí tu consejo y firmé el maldito acuerdo, prestándoles mi apoyo en base a una incomprensible solidaridad, que siempre me reprochaste.
    Poco a poco me fueron destruyendo hasta que dije “basta” y me negué a cooperar. El litigio se tornó en un duelo a muerte. Yo, la víctima, recabé pruebas inimaginables, para fortalecer mi posición.
    Debo decirte que hoy he recibido una gran noticia: "El Tribunal de los Siete Sabios para los Crímenes contra la Tierra", ha fallado a mi favor, declarando responsables de todos los daños y perjuicios a PANDORA&CRONOS, S.A. condenándoles a la inmediata suspensión de las actividades que están lesionando mi integridad física, con expresa imposición de costas por su mala fe y temeridad continuadas.
    Abrazos. PanGea.

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  • Imagen de perfilEn mi sueño.

    Carlos Fernández · Badajoz 

    En mi sueño, todo era verde. Me encontraba en una ciudad, más parecida a un campo de rosas que a las grandes y contaminantes urbes en las que ahora vivimos. El aire estaba límpido, libre de contaminantes y de egoísmo. Los edificios, envueltos en plantas y placas solares, contenían habitantes llenos de solidaridad, preparados para cooperar cuando fuera necesario y dar su apoyo al medio ambiente. Todos los seres humanos habían formado una alianza, para fortalecer el compromiso con la naturaleza. En mi sueño, la cúpula a la que llamamos Cielo se encontraba hermosa, llena de puntos luminosos que hace tiempo ya no se ven. Todo el mundo, yo incluido, éramos felices. Pero luego desperté. Y recordé que todo era un sueño, que ese futuro no había llegado. Y que, como abogado, debía iniciar el cambio.
    Luchemos para que ese futuro y esa alianza sean reales. Seamos, finalmente, humanos.

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  • Imagen de perfilLa decision

    Esther Villalonga 

    Cuántas veces al pasar vi esa placa en el portal. Cuántas veces la vi sin verla. Hoy la miro y sí la veo, hoy me produce un gran desasosiego y aunque sé que dar este paso me va a fortalecer, tengo miedo.
    M&M Abogados 6º Izq.
    Acudí a este bufete porque eran mujeres; buscaba un apoyo y una solidaridad que se suponía podría darse entre nosotras.
    Subo tocándome el dedo anular extrañando la alianza que ya me había quitado.
    Estaba dispuesta a cooperar con mi actitud.
    -Puede pasar, dice la secretaria abriéndome la puerta.
    Y me quedo estupefacta.
    Enfrente de mí está la mujer de la foto, foto que sin querer encontré y que es la causa de que yo estuviera allí : Han pasado tres años y te quiero más que el primer día,- decía en el reverso-.
    Y el suelo se volvió a abrir bajo mis pies

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  • Imagen de perfilUn pasillo

    Raquel Sánchez López 

    No había otra alternativa.
    Como abogado debía cernirse a los hechos y ofrecer apoyo al lado opuesto, si no quería desatar otro conflicto. Y como político tendría que calcular el coste real de otra guerra. La alianza convenía a ambos frentes, y la falta de solidaridad se vería compensada por una forzosa intención de cooperar, basada en intereses mutuos.
    Así pues, con una simple rúbrica en un decreto, dio rienda suelta a los ingenieros para ejecutar los planos de la construcción de la Estrella de la Muerte. Y aunque con ello logró fortalecer al imperio, al mismo tiempo pudo equilibrar el linaje de los Jedi pasando por alto un estrecho y largo pasillo exterior que desemboca en el único punto débil de la fortaleza.

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  • Imagen de perfilMatar a un ruiseñor

    Irene Brezmes Diez 

    Subido a la copa de un árbol, en las afueras de Kinsasa, pienso en Atticus Finch: él me inspiró la vocación desde niño, pero con el tiempo, descubrí que mi naturaleza -como la del cinematográfico ave- era inquieta y migrante. Ni la alianza del dedo, ni la rutina del despacho estaban hechas para mí, ni -lo más decepcionante- la americana me sentaba tan bien como al maldito Gregory Peck.

    Decidí cambiarla por una camiseta y comencé a viajar, ejerciendo de asesor jurídico para sufragar mis gastos. Colaboré, por solidaridad, con varias ONG y junto a otros abogados nómadas, fundé una organización orientada al apoyo mutuo, a fortalecer nuestros lazos, intercambiar información sobre legislaciones de diferentes países y a cooperar en nuestras tareas.

    Ahora, huyendo del grupo de matones que un cacique local ha contratado para abatirme, me pregunto cuándo dejarán algunos hombres de intentar matar a un ruiseñor...

    Y silbo.

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  • Imagen de perfilSIC SEMPER TYRANNIS

    MANUEL MORENO BELLOSILLO 

    Recibí el encargo en un correo electrónico anónimo, asegurándome que si aceptaba el trabajo cobraría por adelantado. Una organización denominada “SicSemperTyrannis” me encargaba un informe que, con el conveniente apoyo legal, justificara el tiranicidio. La consulta era sencilla: ¿Está justificada la ejecución de un gobernante si éste traiciona los tratados suscritos y sus alianzas históricas, reemplaza la solidaridad humana por brutalidad, debilita los principios y las instituciones que prometiera cumplir y fortalecer y pisotea los derechos y las vidas de sus ciudadanos? Aunque la ejecución de un mandatario cuyas acciones devengan tiránicas era una cuestión filosófica y moralmente fascinante y me ofrecían además unos honorarios astronómicos, el código penal me disuadió de aceptar el encargo, pues podrían acusarme de cooperar intelectualmente en la comisión de un delito.

    Meses más tarde, Donald Trump aparecía asesinado en su dormitorio de la Casa Blanca con tres letras tatuadas debajo de su flequillo: “SST”.

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  • Imagen de perfilSOLIDARIDAD ENTRE PUEBLOS

    Beatriz García Herrera 

    Siempre hubo buena relación, incluso, a menudo, un pueblo tenía que cooperar con el vecino para lograr un objetivo común. En una de estas incursiones, un trágico accidente sesgó la vida de individuos de uno y otro pueblo. Ambas comunidades se culparon mutuamente y la alianza quebró.

    El caso fue llevado al Tribunal Común, pero no había abogados y, sin solución, el pueblo desesperaba de rabia.

    Un día de tormenta ambos pueblos quedaron devastados. El nivel freático ascendió y una de las reinas se vio amenazada de muerte. Sus súbditos pidieron apoyo a sus vecinos, amparándose en la solidaridad histórica. La ayuda no tardó en llegar y todos juntos trabajaron para fortalecer las barreras protectoras de sus pueblos.

    Desde ese momento, el Derecho es la carrera de moda y todas las hormiguitas quieren ser abogados, para que nunca haya otro enfrentamiento que vuelva a separar a los dos hormigueros vecinos.

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  • Imagen de perfilEl juicio inicial

    ELENA BETHENCOURT 

    Adán, amparándose en la solidaridad entre hombres, pidió apoyo a Dios para celebrar un juicio contra Eva, pues su comportamiento hacía peligrar el futuro de la humanidad.
    —Eva ya no me quiere, se quitó la alianza.
    —Será que ha engordado. Debéis intentar fortalecer vuestra relación.
    —Ella no quiere cooperar. Se pasa el tiempo escribiendo “E y 8” en los árboles. Me va a dejar por otro, lo sé, o por ocho.
    —Eva va a dejarte, pero por imbécil, ¿cómo te va a ser infiel si eres el único hombre adulto sobre la tierra?
    —Te lo suplico. Caín no es hijo mío, créeme.

    Dios cede. Pide una prueba de paternidad y efectivamente el ADN no coincide. Cita a todas las criaturas como testigos. No se habla de otra cosa en el Paraíso.

    La serpiente no opina. Sigue de árbol en árbol completando los círculos de cada S para convertirla en 8.

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  • Imagen de perfilGómez contra Gómez

    Amparo Martínez Alonso 

    “Debería empezar desde abajo, como hiciste tú; cooperar en tareas menores, adquirir experiencia ayudando en algún caso”, le recriminé. Me abrumaba tanto favoritismo. “Lo de fortalecer alianzas, que tanto predicas en el bufete, también ayudaría en nuestra relación”, exclamé conciliadora. Pero, ante su sonrisa condescendiente, fruncí el ceño. Él, como quien reprende a un cachorro travieso, exclamó: “¡Ay, ay, ay!”, moviendo la cabeza de derecha a izquierda… Entonces, sí, cerré de un portazo su despacho.
    Desde que mi título de Derecho cuelga junto al suyo se comporta de forma humillantemente benévola, protectora, paternalista. Actúa como si mis palabras le hicieran cosquillas… Las protestas y desencuentros de hace unos años, cuando yo dudaba entre letras o ciencias, han mudado en excesivo apoyo, parabienes titánicos, solidaridad y elogios desmesurados. El bufete se asemeja a un campo de batalla: él, avergonzándome con su cariño desmedido de abuelo orgulloso; yo, rebelándome, portazo tras portazo.

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  • Imagen de perfilEn tela de juicio

    Gabriel Pérez Martínez 

    Una musa entró en mi despacho. Alegaba que un escritor había roto su alianza con ella narrando lo contrario que ésta le sugería, además de mostrar una total falta de solidaridad con los personajes: a las brujas, las acusaba de las desdichas de sus cuentos cuando, en realidad, pretendían fortalecer al pueblo enseñándole sus conocimientos o sanándolo de enfermedades. También se resistía a dar su apoyo a los lobos, padres adoptivos de Rómulo y Remo, fundadores de la ciudad del amor. Pero su mayor odio lo manifestaba contra los dragones, olvidando que en su última historia debían derretir el hielo que en pleno mes de agosto, debido al cambio climático, congelaba el hemisferio norte.
    Convencido de sus argumentos, presenté una demanda en los juzgados, pero el autor no quiso cooperar: negaba la existencia de mi clienta y yo, que jamás había escrito antes, tuve que aportar como prueba este microrrelato.

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  • Imagen de perfilDESDE RUSIA CON AMOR

    Esteban Torres Sagra 

    Si hubiese tenido ametralladora, yo ahora sería una raqueta de pádel. No correspondió al saludo y mi mano, pájaro torpe, volvió al bolsillo. Busqué apoyo en su mirada, pero solo encontré un carámbano. Comencé a sudar como el anfitrión de una barbacoa cuando iba a decirle que no era la clase de abogado que buscaba; pero entonces su voz, seseante y dulce, de niño asustado, comenzó a revelar sus intenciones: “Mi dinero y su experiensia formarán una aliansa invensible. Debe dar forma jurídica a mi idea de fortaleser vínculos y servir de vaso comunicante por el que fluya la solidaridad entre países. ¿Quiere cooperar conmigo?“
    Tras realojar la adrenalina, intenté recuperar mi color arrojándome un vasito de agua a la cara, pero no era agua. Lloré como nunca, no sé si porque al fin le sería útil a la Humanidad o por el vodka que me entró en los ojos.

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  • Imagen de perfilCUÑA DE LA MISMA MADERA

    Enrique Ramos Bujalance 

    Manuel, que era Mohamed cuando llegó en cayuco a España hace veinticinco años, prosperó y terminó estableciendo un reputado despacho de abogados. Sin embargo, balizó su recorrido profesional por derroteros imprevistos. Con el apoyo inicial de un grupo radical se embarcó en una alianza anti-inmigrantes que perseguía a los que ahora pretendían construirse un futuro, como él mismo hizo en su momento.
    --¿Solidaridad?. Ridículo concepto falsamente compasivo. ¿Cooperar con los ilegales?. Es perjudicarles al hacerles creer en la sopa boba.
    Manuel ha abrazado un liberalismo extremo y no desea fortalecer los ideales imposibles de sus paisanos ingenuos.
    Hace unos días recibió un mensaje inesperado que le obligó a salir precipitadamente hacia el Estrecho. Identificó el cadáver de su hermano pequeño en un galpón miserable. Said también soñaba con construirse un futuro como abogado.

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  • Imagen de perfilLawyo

    Urko Madrazo Aguirre 

    - Buscaremos una gran alianza con una de las empresas punteras del sector. Ellos ganan, nosotros ganamos. Se trata de cooperar por un bien común. Este es el futuro de la justicia, ¡es el futuro de todo!
    - No sé Armando, a mi no me parece muy serio.
    - Esto nunca se ha hecho, podemos revolucionar la abogacía.
    - Muy bien. Y los trabajadores, ¿qué?
    - Podrán fortalecer sus piernas mientras ganan algo de dinero. Sacarán partido a su hobby.
    - ¿Y que hay de la justicia social? ¿No recuerdas por que nos metimos en esto? Por la solidaridad. Para ayudar a la gente. ¡Las condiciones de esos trabajadores son habitualmente muy precarias!

    Rubén, amigo y socio en el bufete, nunca aceptó mi propuesta para unir la ley y la entrega a domicilio. Hoy, sigo buscando apoyos para crear Lawyo, riders autónomos que recojan y repartan demandas usando sus bicicletas.

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  • Imagen de perfilRUTINA ABOGACIL

    IRENE OROMÍ 

    Me friego los ojos con la ayuda de la manga de la camisa. Llevo horas delante del ordenador. Parpadeo para aliviarme. Formo parte del equipo jurídico encargado de redactar el acuerdo de fusión de dos gigantes tecnológicas. La alianza es estratégica. El compromiso y la solidaridad de la unión les hará pioneras en su campo. Fortalecer el aspecto financiero y de personal, y cooperar en el área comercial, fondos e inversiones son ventajas competitivas que lograr a corto plazo.
    El móvil suena. Un cliente del programa de apoyo jurídico ha sido detenido. Pregunto, pero no me dicen por teléfono de qué se trata. Guardo el documento, agarro el portátil y lo meto en el maletín. Con las llaves en la mano salgo a toda prisa a por el coche aparcado a dos calles del despacho. Arranco dirección a la comisaría. Llamo a casa para que no me esperen para cenar.

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  • Imagen de perfilVínculos

    Miguel Ángel Arana Martínez 

    Me quito la alianza y la guardo en el bolsillo de la camisa. Comienzo a trabajar en el banco de pesas. Lo hago todos los días. En este lugar, conviene fortalecer los músculos, para disuadir. O en su defecto, para persuadir.

    El funcionario me dice que tengo visita. Voy a la cabina. Al otro lado del cristal, veo a mi abogado. No trae buena cara.

    - ¿Hay novedades? -le pregunto.
    - El fiscal dice que para mejorar el trato, tienes que cooperar más.
    - Sabes que no puedo. Sigue negociando.
    - No tengo margen -suspira-. Mira, sabes que tienes todo mi apoyo, pero no me lo estás poniendo nada fácil.
    - Tu solidaridad no me sacará de aquí. Haz tu puto trabajo.
    Por primera vez en su vida, pierde la compostura. La ira le desborda.
    - Llevo haciéndolo desde que naciste, hermanito.

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  • Imagen de perfilUn sueño

    Javier López Vaquero 

    Aquella charla en la escuela sobre solidaridad, acabar con la pobreza, cooperar para conseguir agua limpia, cambió su visión del mundo. Como el cooperante, Tote Larusengue quiso ser abogado para ayudar a la gente del poblado y fortalecer la alianza con las otras tribus.
    Un día con el apoyo del jefe Kiptembo dejó la sabana y partió en busca de la esperanza.
    No volvimos a saber de él hasta que una plumbea tarde la gacela de hierro del cartero N,Geba apareció con una carta de Tote. Kasey Maleba, el contador de historias nos reunió ante el gran baobab al anochecer y dibujó las palabras.
    Tote encontró la felicidad volando sobre alfombras, bebiendo en fuentes de miel... Nos fuimos a la cama soñando ser Tote. Mientras él, lejos, se acordaba de su gente. Preparaba su cama de cartón para dormir otra noche en la calle, abrigado por las estrellas

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  • Imagen de perfilRaíces

    María Gil Sierra 

    Se quitó la alianza y me la entregó para que viera la fecha. Tenía dudas. Sin embargo, recordaba con nitidez sus sesenta y cinco años de matrimonio.
    —Sacamos cuatro hijos adelante, señor abogado, y ahora quieren encerrarme con los viejos. ¿Qué le parece? ¿Podrá cooperar conmigo?
    —¿Qué edad tiene usted?— le pregunté.
    —Noventa años. Aún soy joven. Con un poco de apoyo me valgo por mí mismo. Solo quiero sentarme bajo el nogal de mi huerta. A veces me fallan las piernas, pero las puedo fortalecer caminando. Me ven como a un trasto. Y luego se les llena la boca de solidaridad, sólo palabras.
    Cuando se fue, cerré el despacho y conduje hasta la residencia “El buen reposo”. Lo encontré en el patio, peleando por el único banco clavado junto a la encina —idéntica a la de nuestro cortijo—. Cogí la mano de mi padre y nos fuimos.

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  • Imagen de perfilRURALITA PRIMERIZO

    Almudena Horcajo Sanz 

    El confinamiento se encargó de evidenciar lo mal que habíamos colocado los ladrillos. Nuestros esfuerzos para fortalecer la relación resultaron inútiles. Pronto, todo se derrumbó. Los escombros nos rodearon, y tuvimos que salir corriendo. Sin apenas ahorros, me encontraba, literalmente, en la calle. Recurrí a familiares y amigos, pero lo único que conseguí fue saber que había una casa abandonada en un pequeño pueblo no muy lejos de Madrid. Vendí la alianza y, prácticamente, con lo puesto, allí me presenté. Afortunadamente, conté con el apoyo de los vecinos, cuando supieron que era abogado; todos quisieron cooperar, unos me traían leche, otros huevos... incluso, me hicieron muebles.
    Aquí sigo, pagando tanta "solidaridad". Sobre mi mesa se acumulan casos de servidumbres de paso, deslindes, herencias... Aunque noto cierta animadversión de los enemigos de mis clientes, estoy contento, progreso adecuadamente en el conocimiento del mundo rural, ya distingo, perfectamente, el tomillo del romero.

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  • Imagen de perfilCausa y efecto

    Julio Montesinos Barrios 

    Un fajo de capciosos beneficios, como el incremento del turismo, bastaron para que la población de la isla diera su apoyo a la instalación de la primera planta desaladora. Autóctonos y foráneos saciarían su sed mientras esquilmaban al mar su esencia.

    Como abogado medioambiental y vecino supervisé que la tramitación y montaje de la planta cumpliera con las normas establecidas. Sin embargo, me negué a cooperar cuando se aprobó la instalación de otras cuatro más. La vida marina no soportaría la salinidad generada por los vertidos de la salmuera residual.

    El prolífico dinero circulante sirvió para fortalecer la alianza empresa desaladora-isleños. Un momificado muerto en el armario propició mi cambio de chaqueta, entallada forzosamente con las hebras de la solidaridad vecinal.

    Pescadores y ecologistas piden ahora mi cabeza, e incluso el mar, ebrio de sal, golpea constantemente mi casa de la playa con inmensas olas de desesperación.

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  • Imagen de perfilG5 versus G8

    Guillermo Portillo Guzmán 

    La alianza entre los países integrantes del G5 alcanzó acuerdos insospechados, que cambiarían en poco tiempo la faz de la Tierra.
    Los abogados y asesores jurídicos, miembros de la comisión permanente, tenían como mandato inexcusable cooperar para así fortalecer el apoyo de todos y cada uno de sus ciudadanos, en el logro del proyecto planificado con años de antelación y que respondía a los graves problemas de supervivencia de sus respectivas desmesuradas poblaciones.
    La absoluta falta de solidaridad de los países agrupados en el denominado G8, les había llevado inexorablemente a la toma de aquellas medidas de urgencia, para conseguir asegurar el objetivo de desarrollo sostenible fijado.
    Una vez resueltos todos los impedimentos y superadas todas las dificultades, se llevó a término aquel inaudito plan.

    He abierto mi despacho con otro abogado en la decimonovena planta del edificio construido en el cráter Kalocsa, en Marte, tras abandonar todos la Tierra.

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  • Imagen de perfilCELEBRACIÓN

    Javier Puchades Sanmartin 

    Como abogado y albacea de doña Adelaida, nunca pensé disfrutar tanto con la lectura de su testamento. En mi despacho, todos brindaban por la difunta pensando en sus cuentas bancarias. Así, logró fortalecer la unidad familiar.

    Durante su enfermedad, tuve que defenderla ya que estos buitres interpusieron demandas solicitando su desconexión de la maquina que la mantenía con vida. Ella quería ver acabado su proyecto de saneamiento de agua en una aldea africana. Siempre le gustó cooperar en estas iniciativas. Nunca encontró el apoyo y la solidaridad de su familia.

    Al escuchar el destino de su fortuna, ninguno de sus parientes daba crédito. La finada decidió crear una fundación en alianza con diversas oenegés. Su fin: invertir en la consecución de los Objetivos del Desarrollo Sostenible.

    Entonces, y mientras alguno de los presentes necesitaba asistencia médica, alcé mi copa y brindé. La voluntad de doña Adelaida bien merecía una celebración.

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  • Imagen de perfilAmor en desconfinamiento

    Juan Manuel Chica Cruz 

    Da vergüenza reconocerlo, pero fue necesario un confinamiento para que alcanzara el significado de palabras como apoyo, cooperar, solidaridad y algo más. Bastó con unos pasos por el rellano donde un matrimonio vecino de ancianos precisaban ayuda. Me ofrecí para hacerles la compra y todo cuanto necesitaran. Una manera de fortalecer relaciones humanas a través del corazón, muy enriquecedora para mí, hecho a pleitos y juicios. Después del confinamiento acudió a verlos su guapísima hija, abogada como yo. Llamó en dos ocasiones a mi puerta. La primera, por agradecimiento. La segunda, a petición mía, para enseñarle mi despacho. Congeniamos mucho, bien y rápido. Tanto, que tengo preparada una alianza para ella y otra para mí. Algo que solo creía posible como actor en una comedia romántica y ahora llamo a la puerta de mis vecinos anunciándoles que su hija y yo vamos a ser mucho más que socios de despacho.

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  • Imagen de perfilDistancia

    Marta Trutxuelo García 

    "¿Puedo llevar...? ¿Puedo llevar...?", recuerdo sus preguntas, idénticas como sus miradas implorantes. Aquel día, hace apenas un año, los gemelos llenaban en su habitación sendas maletas con juguetes, lápices y golosinas. "Dicen que son para los niños de la aldea", puntualizaste, orgullosa de la solidaridad defendida por nuestros pequeños diablillos. Sonreímos, enhebraste tus dedos en los míos y sentí el tintineo cálido de nuestros anillos.
    Hoy, la condena impuesta por la crisis sanitaria sólo consigue fortalecer nuestra alianza. "Este verano no necesitaremos maleta", explicamos a los niños. "Pero, ¿no vamos a ir a...?", protestan al unísono. Mi mujer y yo, sonriendo, nos sentamos con ellos frente al ordenador. Las nuevas tecnologías obran el milagro: la distancia no es ningún obstáculo para cooperar y ofrecer apoyo humanitario y jurídico.
    "¡Pero no es como el año pasado!", acusa uno de los gemelos, "Falta esto...", sentencia el otro mostrando sendas togas del armario.

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  • Imagen de perfilUN GRANO DE CENTENO

    LOLA SANABRIA GARCÍA 

    'A menos que enseñemos a los niños la Paz, alguien más les enseñará la Violencia' (Colman McCarthy).
    El guiso se hace en la cazuela. Samuel quiere cooperar. Le pido el orégano. Abre la puerta del armarito, coloca en fila los botecitos de especias y los pone a pelear. Busco instintivamente la alianza en mi dedo. La perdí con Antoine, lo mismo que mi trabajo como abogada especialista en derecho internacional. Ayudar a ONG a rescatar a los niños de un infierno. Ese era el trato. No implicarme personalmente. Pero la solidaridad y el apoyo no siempre los protegía a todos. A aquel niño no pude dejarlo atrás. Un caso difícil, mucho. Tenía la mirada dura de los que les han arrancado la infancia de cuajo. Se aferraba al fusil. Sacarlo de allí y fortalecer el músculo del amor se convirtió en mi prioridad y el mayor reto de mi vida.

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  • Imagen de perfilASOCIADOS

    ÁNGEL SAIZ MORA 

    La reunión tenía un único asunto: el posible despido de la empleada de la limpieza. El razonamiento de un joven, sobre su menor rendimiento con deterioro de las zonas comunes, provocó aplausos de apoyo de algunos propietarios.
    Otra joven admitió que doña Herminia, debido a su reuma, quizá no cumplía alguna tarea con prontitud, pero la comunidad iba a incurrir en un despido improcedente, por ser difícil de demostrar. Además, a la mujer solo le quedaban dos meses para jubilarse. Hubo murmullos de solidaridad.
    El administrador habló con ambos jóvenes. Pasados unos minutos dijo que habían decidido cooperar. Complementarían su último curso de Derecho con refuerzo a las labores de limpieza. La propuesta, que recibió el apoyo admirado de los vecinos, fue el principio de una alianza que el tiempo vino a fortalecer cuando montaron un bufete. A sus hijos nunca les faltó ropa de punto de doña Herminia.

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  • Imagen de perfilCuando marcharon las cigüeñas

    David Villar Cembellín 

    Las cigüeñas migraron en otoño, pero esta vez no regresaron. Nos decían que todavía se las podía ver en el África subsahariana, o más al sur incluso. Poco a poco nos fuimos habituando a su desaparición. Comenzamos a cooperar y a ocupar los campanarios. Cada uno traía lo que podía —ramas, musgo, pequeños arbustos—, y con solidaridad fuimos edificando nidos. Por último, enviamos a las hembras ponederas. No faltaron las voces discordantes, claro: que los humanos no debíamos ocupar el espacio de las aves, que esa ocupación de las espadañas suponía un ultraje contra los planes de urbanismo municipal, etecé. Fue necesario fortalecer nuestra causa con el apoyo de un bufete de abogados. Nosotros nos personamos en nombre de las cigüeñas, in absentia, y ganamos. ¡Larga vida a la alianza Homo Sapiens-Ciconiidae! Para verano nacerán los primeros cigoñinos. Veréis qué hermosura de bebés, níveos, su nariz puntiaguda, revoloteando.

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  • Imagen de perfilAtocha

    Carolina Navarro Diestre 

    24 de enero de 1977 y nueve abogados laboralistas sueñan con un nuevo mundo. Sueñan con elecciones y vientos de libertad; con libre afiliación y sindicatos, sueñan. Discuten sobre derechos laborales y convenios dignos cuando pistoleros fascistas irrumpen en su despacho de la calle Atocha. Disparan. Mueren cinco abogados y otros cuatro quedan malheridos. Las muestras de solidaridad y apoyo se suceden: el entierro congrega a más de 100.000 personas entre la Audiencia Nacional y el cementerio de la Almudena. El Colegio de Abogados establece la capilla ardiente en la sede de la entidad. Pero los asesinos no huyen, tan seguros sienten su impunidad. No obstante, su crimen logra fortalecer aquello que pretendían debilitar: se forjan alianzas, se consigue cooperar entre diferentes, se avanza a través de un camino espinoso. Y finalmente, en junio, ¡se convocan elecciones! ¡Las primeras en décadas!
    Un bebé envuelto en sangre, la democracia había nacido.

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  • Imagen de perfilHarambee

    Antonio Presencia Crespo 

    –¿De dónde vienes?– le preguntó el abogado al joven subsahariano.
    –De lejos– dijo la traductora.

    –¿Qué buscas aquí?
    –Tu solidaridad.

    –¿Y cuándo lo consigas?– inquirió divertido
    –Haremos una alianza con los otros pueblos de mi región, para cooperar entre nosotros– tradujo la mujer

    –¿Eso significa que pretendes volver a tu país?
    –Yo soy mi país.

    El abogado, sorprendido por la respuesta, fijó su mirada en la profundidad de sus ojos. Allí vio una nación completa, con todas sus razas y un gran anhelo por fortalecer su tierra.

    Se recompuso y pregunto intimidado:
    –¿Qué apoyo quieres de un sencillo abogado de oficio?

    –Que me ayudes con la primera piedra- y allí mismo le entregó un gastado y mugriento folleto de la ONU sobre los objetivos mundiales para el 2030.

    El abogado leyó con asombro su propio nombre, escrito con bolígrafo, junto al objetivo número 16: paz, justicia e instituciones sólidas.

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  • Imagen de perfilSOLUCIONES SOSTENIBLES

    Ángel Montoro Valverde 

    Cuatro años después, cayó derrotado. Obtuvo el apoyo popular con tres ideas programáticas: «Dejemos a nuestros hijos un planeta mejor», «educación en la solidaridad» y «justicia ecológica»; pero cuando gobernaba, a medida que pretendía subir el nivel de vida, bajaba el del río. Su contrincante le ganó los comicios con tres premisas radicalmente distintas: «Dejemos a nuestro planeta unos hijos mejores», «solidaridad en la educación» y «ecología justa»; pero cuando aseguraba que subía la calidad de vida, bajaba la del aire. Ahora, frente a nuevos candidatos, ambos van a cooperar y fortalecer sus relaciones con una alianza diseñada por sus equipos jurídicos, presentándose en coalición. Coinciden en ofrecer soluciones legales alternativas a la polución y al cambio climático. Por eso, liberalizarán el mercado del aire puro embotellado y aprobarán una Ley de temperaturas máximas, que autorice al Gobierno a manipular los termómetros.

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  • Imagen de perfil¿Destino o decisión?

    laura pilato rodríguez 

    Carlos y yo establecimos una curiosa alianza en la universidad. Yo le ofrecí mi apoyo con los exámenes de Derecho Civil, a cambio de cooperar unas horas en un centro asistencial de menores.
    Pero su solidaridad tenía los días contados.
    Tras una tentadora oferta de trabajo, que yo rechacé, él abandonó la carrera y se dedicó a fortalecer su ego con "negocios turbios" que le reportaban importantes beneficios.
    Hoy, después de muchos años, le he visto de nuevo.
    Me costó reconocerlo cuando entraba en el cajero automático que hay frente a mi despacho.
    Cuando apagué las luces y me fui a casa, pensaba si era el destino o las decisiones que uno toma en la vida...
    Pero el que ahora dormía bajo aquellos cartones, podría haber sido yo.

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  • Imagen de perfilDETRÁS DE LA ABOGACÍA

    Eva Navea lopez 

    Desde pequeña tenía claro que quería ser abogada, para defender a las mujeres de su peor enemigo, su maltratador, ser su apoyo en su larga lucha.Se incorporó en el turno de oficio para asistir a las víctimas de violencia de género, así como asistencia al detenido para poder conocer la otra cara, sentía que con ello podría cooperar para intentar frenar esta lacra.
    Formaba una alianza indestructible con las víctimas, prestándole toda su solidaridad y empatía, tan necesaria..... Pero nadie imaginaba que ella era otra víctima, que pedía ayuda en silencio a través de cada caso, donde pretendía fortalecer a las demás, no a ella, que estaba "muerta" de miedo viviendo con el diablo.
    D. E. P mamá

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